Desde la noche de los
tiempos, los humanos han utilizado la tierra
arcillosa para crear sus casas. Los ejemplos más antiguos están en
desiertos de Irán, creando arcos de una
obra datada de 1000 a.c. y de Perú,
donde creaban un tipo de pirámide de mínimo 2000 años de antigüedad. La arcilla, procedente de la degradación de la
roca, es normal encontrarla en cualquier zona del planeta. Hasta la entrada del
siglo 20, se puede decir con seguridad, que
el material de tierra cruda era el más utilizado en construcción en los 5 continentes, incluso en Europa del
norte, con sus climas muy lluviosos.
De hecho, su abandono a
favor del cemento y acero, ha sido más bien por un cambio de concepto en la
arquitectura y por una cierta propaganda
degradante que por la falta de propiedades ventajosas.